lunes, 1 de octubre de 2012

4ta Crónica


Por el brillo de la belleza

 
Siempre he admirado a las mujeres que siendo madres son también  trabajadoras; aquellas que no les da pena salir a la calle a buscar, con cualquier ocupación, algo de dinero para ayudarle a sus esposos con los gastos del hogar o, mejor aún, aquellas que no cuentan con el apoyo de nadie y trabajan para sostener a sus hijos. Si bien, creo que no es fácil tener que subirse a los buses a ofrecer determinado producto como medio  de trabajo, tampoco debe ser muy cómodo laborar en un espacio como la calle, en el caso de las vendedoras ambulantes; asimismo trabajar como empleada de servicio no considero que sea tarea sencilla. Pero en fin, sea cual sea la labor las mujeres son la prueba más exacta de lucha, independencia y fuerza en un mundo donde las oportunidades son para pocas.

Hoy en día, estas mujeres con o sin ninguna carrera profesional tienen el ideal de ser independientes, de mostrarles a la sociedad que su sensibilidad es sinónimo de fuerza  y su “debilidad”  se traduce a valentía por guerrear la vida. De igual forma, son conscientes de la capacidad que poseen para obtener lo que quieren sin necesidad de depender de un hombre, y en consecuencia su fortaleza y esfuerzo las llevan  a no caer en la humillación de un pensamiento machista.


Es muy habitual encontrarse mujeres con malos, buenos o excelentes trabajos, sin embargo todas ellas laboran por una mejor vida, no solo para sí mismas sino para su familia. Yo tengo un ejemplo muy cercano; ella se llama Sonia y en sus 41 años de edad, 12 de ellos los ha dedicado a mejorar el aspecto personal de otras personas y 22 a ser ama de casa. En otras palabras, la profesión de ella está relacionada con la belleza, con el estilo y con la apariencia de la gente, en especial de las mujeres. Sonia es estilista o como muchos llaman “peluquera”, ella no tuvo la fortuna de terminar el último año de su bachillerato ni mucho menos de ingresar a una universidad o una institución que le permitiera ser una profesional.

Se casó en 1990 y sus primeros años de matrimonio no fueron tan fáciles, pues su manera de ser emancipada no le permitió acostumbrase a depender de su esposo; del mismo modo, no se acomodaba a la idea de “estarse sentada en  casa” esperando a que le llegaran las cosas. Así que inclinada por aprender a cortar cabello, hacer peinados, a maquillar e iluminar los rostros, a cambiar el color de las cabelleras y mejorar la apariencia de los pies y las manos; inicia sus cursos en el año 2000 en la Caja de Compensación Familiar Comfenalco, su primer reto era realizar los tres niveles de belleza general, y en el 2001 ya lo había logrado. A medida que aprendía, también iba practicando sus habilidades con  las personas más allegadas hasta ir adquiriendo clientela.

A comienzos del 2002, la gente ya solicitaba de sus servicios, entonces  la llamaban y  buscaban generalmente para cortes de cabello; Doña Sonia, como le dicen, se entusiasmó y se preocupó por seguir aprendiendo. Después de los tres niveles de belleza, decidió especializarse en cada parte del cuerpo  referidos en esta profesión. Yo soy testigo del esfuerzo  de ella por conseguir sus implementos de trabajo que son productos y aparatos de prestigiosa calidad.  Cabe decir, que al principio su esposo no estuvo de acuerdo pues el pensamiento machista de que “solo el hombre trabaja” le dificultaba aceptar que su esposa laborara y  temía al descuido de sus dos hijas, pero con el tiempo Joaquín, el esposo, se dio cuenta que los nuevos ingresos ayudaban notablemente para el bienestar de todos.

 

Poquito a poco, Sonia fue construyendo su sala de belleza y también su popularidad en el barrio, se destaca sobre todo por la paciencia al peinar a las niñas  inquietas, por el cuidado que tiene con las personas a la hora de tratar el cabello, los pies, las manos y el rostro,  y desde luego por la limpieza de sus implementos, esencial en un sitio como estos.

 Una de las cosas que más le agrada trabajar es el cabello: cortarlo, peinarlo y tinturarlo, no solo por las buenas ganancias que trae este sino porque piensa que lo que más identifica  físicamente a una mujer es su cabellera, por lo tanto hacer parte del cuidado de esta representa, de alguna manera,  la confianza de su clienta hacia ella. Por otro lado, hacer “pedicure” y “manicure” es lo que menos prefiere, ya que en esto se gasta  más tiempo; y aún más cuando es una persona de mayor edad dado que el cuidado y la delicadeza deben ser mejor.

Cabe destacar, que el maquillaje artístico  es otro los trabajos que ama realizar, aunque este no es tan frecuente, solamente en el mes de octubre.  También siempre la ha motivado  trabajar  para las fechas más importantes de sus clientas: quince años,  matrimonios, primeras comuniones, grados…

Son sus manos la herramienta primordial de su trabajo, por ellas han pasado otras manos y pies deteriorados por los esfuerzos, por el estrés, por el afán, por la fatiga…normal en mujeres guerreras que batallan día a día por una digna vida. Tal vez,  la manera de trabajar y de ocuparse de la belleza hace de ella una persona de confianza porque no solo las personas le confían su cuerpo sino también sus secretos y sus problemas; es así que de estilista pasa, también, a ser amiga y consejera  de sus clientas.

Ahora, como todo negocio, esta estilista espera con ansiedad y disposición ciertas temporadas como las navideñas, el mes de las madres y entre otras fechas en el cual, como dice ella “el movimiento de trabajo es bueno”. Sin duda, hay días donde los compromisos son pocos o más bien nada, sin embargo aprovecha esto para atender su casa y a su familia puesto que el salón hace parte de la vivienda, y así está pendiente de ambas cosas sin descuidar alguna.

Sonia siempre ha sido responsable  y organizada con lo que hace, por eso la mayoría de su clientela sabe que para adquirir de sus servicios deben primero apartar turno o fijar una hora donde ambas estén disponibles, porque no siempre mi madre tiene el tiempo adecuado. Sí, es mi madre y antes de cualquier compromiso con su trabajo, ella cumple con sus ocupaciones de la casa sobre todo con su rol de madre. Es así que en ocasiones ha dejado de atender su negocio por realizar las tareas del hogar (preparar los alimentos, limpiar la vivienda, lavar, planchar…).

Son 12 años trabajando en esto, esmerándose por mostrarles a sus clientas que la belleza no es solo de algunas sino de todas; sea cual sea la edad no hay mujer fea sino bellezas opacadas y mi madre solo es un instrumento  para darles brillo.

Esta es la mujer que me dio la vida, una “verraca” que le gusta  lo que hace, su interés por mejorar la apariencia de los demás  es lo que la lleva a seguir estudiando y a estar actualizada con los nuevos estilos y novedades de su profesión. Ella siempre da gracias a Dios por poder hacer dos cosas que ama a la vez, ser estilista y ama de casa, dos oficios que indiscutiblemente son importantes y necesarios para el bienestar de toda su familia.

 

Por: Yesenia Jaimes Guerrero